Lo Inadecuado En Prosa

domingo, 27 de junio de 2010

Me lees a un lado de tu ventana con tus pequeños ojos brillantes y silenciosos,
Con tus sentidos al aire y la lobuna tradición de persistir toda la noche.

¡Respira!
Bien parece que nunca lo haces.
Sólo caminas y caminas para seguir la rutina, con la idea nefasta de lo aborrecible que es la atmósfera cruda de la vida.

Recuerda a cada instante lo que nos cubre eternamente,
Es por eso que me gusta el cielo, te lo confieso, sé que mientras yo lo mire tú, él, ella, dios, mi gato, tu pez, el ladrón, Pacheco y Korine estarán debajo de él también.
Hasta Baudelaire, Mileto, Neruda, o quién tú quieras poner, aunque estén ya muy debajo de la tierra.

Yo también camino y camino para seguir la rutina
Pero me aburro y me aburro
Me canso de la monotonía y sus semejantes queridos compañeros.

Un minuto antes o uno después
Me gusta jugar con lo que siento
Me gusta jugar con tu sonrisa
Me gusta saber que no te tengo.

Calma, calma, pido calma
Lo que está sobre la mesa es tuyo
Lo que no
¡No lo tomes!
¡No lo pidas!
¡No me exijas!

Que soy débil y no tan grande
Que soy simple y de palabras semejantes a las de una mujercita de quince, veinte y treintaidos años.
Que soy tenue,
Tenue cómo la noche
Cómo la noche aquella en la que te acaricié un poco la espalda y no te atreviste a darme un fuerte golpe en la cara.




Esta vez no es para ti, es para el otro...

0 comentarios to Lo Inadecuado En Prosa:

Publicar un comentario